DIRECCION FINANCIERA PARA PYMES Y AUTÓNOMOS

Estimado lector, si eres gestor de un pequeño negocio y no dispones de una estructura financiera profesional ni tienes los conocimientos financieros suficientes, muchas veces te habrás hecho preguntas similares a estas:

  • ¿Por qué el resultado contable es positivo y tengo problemas de liquidez?
  • ¿Cómo es posible que tenga que pagar impuesto de sociedades si me cuesta pagar a mis empleados y proveedores?
  • ¿Dónde está el dinero que la contabilidad dice que he ganado?

Estas situaciones generan una gran frustración y hacen que en muchos casos los responsables de negocios lleguen a pensar que la contabilidad es una “mentira” y que no sirve como instrumento de gestión. No es cierto, el problema no está en la contabilidad sino en considerar que los resultados que ofrece tienen una traslación directa en la situación financiera del negocio.

Para evitar estos problemas, es fundamental conocer en profundidad dos conceptos relacionados pero que expresan realidades distintas: el resultado contable y la generación de efectivo.

La comprensión de estos dos conceptos y la gestión correcta de su interrelación es, en esencia, la base de la dirección y planificación financiera de cualquier empresa sea cual sea su tamaño.

El beneficio es el resultado positivo de la diferencia entre ingresos y gastos mientras que la generación de caja es el resultado positivo de la diferencia entre cobros y pagos, sin embargo, en ocasiones estos conceptos suelen percibirse de manera errónea como sinónimos. Ganar 100 no significa haber obtenido un flujo de caja positivo de 100 y perder 100 no supone un flujo negativo de caja de 100.

Para entender y gestionar de forma adecuada la interrelación entre ambos conceptos hemos de comprender adecuadamente las normas contables para, a través del análisis de los estados financieros obligatorios (Cuenta de pérdidas y ganancias y Balance en el caso de las pymes), poder llegar a un cálculo correcto de los excedentes (o déficits) de tesorería y, en consecuencia, adoptar las decisiones adecuadas.

La Cuenta de Pérdidas y Ganancias debe reflejar la totalidad de ingresos y gastos en los que incurre una empresa a lo largo de un ejercicio (normalmente un año natural), pero no refleja la generación de tesorería que se ha producido en dicho periodo.

Para calcular la generación de caja es necesario realizar una serie de ajustes relacionados con los ingresos y gastos reflejados en la cuenta de pérdidas y ganancias, ya que alguno de ellos no supone entradas ni salidas de fondos.

Al realizar estos ajustes nos podemos encontrar con situaciones que aparentemente son contradictorias con la situación que refleja la cuenta de resultados

Pongamos un ejemplo, imaginemos dos empresas que desarrollan su actividad en el mismo segmento de negocio y que presenta las siguientes cuentas de pérdidas y ganancias al cierre del ejercicio N:

 

Cuenta de pérdidas y ganancias EMP. A EMP. B
Importe neto de la cifra de negocios 11.000 11.000
Consumos de mercaderías -5.200 -4.900
Otros ingresos de explotación (imputación de subvenciones) 3.000 0
Gastos de personal -4.000 -4.000
Servicios exteriores -2.000 -2.000
Amortizaciones contables -2.000 -500
Dotación de provisiones por depreciación -500 -500
Beneficio por venta de activos 200 -500
Resultado de explotación 500 -1.400

 

Observamos que las dos empresas tienen el mismo volumen de negocio, sin embargo, la empresa A tiene un beneficio de explotación de 500 y la empresa B tiene una pérdida de explotación de -1.400.  En una primera aproximación desearíamos que nuestra empresa fuese la empresa A ¿verdad?, pero ¿qué pasa si calculamos la capacidad de generación de caja?, ¿seguiremos pensando lo mismo?

Veámoslo…

Como ya hemos dicho, para calcular la generación de caja, cash-flow o flujo de efectivo del periodo debemos realizar una serie de ajustes sobre la cuenta de pérdidas y ganancias. En el ejemplo, los ajustes serían los siguientes:

  1. Eliminación de los ingresos por imputación de subvenciones, ya que se trata de ingresos contabilizados en el ejercicio correspondientes a subvenciones percibidas (cobradas) en ejercicios anteriores por lo que en este periodo no generan entrada de fondos.
  2. Eliminación de amortizaciones contables: se trata de gastos contables que no reflejan pagos ya que representan la depreciación de los activos que utiliza la empresa.
  3. Eliminación de dotaciones de provisiones por depreciación: se trata de gastos contables que expresan reducciones de valor de determinadas partidas del activo, pero no generan salidas de fondos en el ejercicio.
  4. Eliminación del beneficio por enajenación de activos: representa la diferencia entre el valor recibido en la venta y el valor contable del activo vendido, pero no expresa el flujo recibido en la operación. Además, conceptualmente sería una operación de desinversión no relacionada con la actividad operativa de la empresa.

Así, la generación de caja del ejercicio para cada una de las dos empresas del ejemplo ha sido la siguiente:

 

 

Flujos de Efectivo (Generación de caja) EMP. A EMP. B
Resultado de explotación 500 -1.400
Ajuste imputación de subvenciones -3.000 0
Ajuste Amortizaciones contables 2.000 500
Ajuste Dotación de provisiones por depreciación 500 500
Ajuste Beneficios por venta de activos -200 500
Generación de caja -200 100

 

¿Qué empresa desearíamos ahora que fuese la nuestra? seguramente has cambiado de opinión…

Como puedes observar a través de este ejemplo tan simple, para cualquier negocio, por pequeño que sea, disponer de una dirección financiera es una necesidad no una opción. ¿Qué pasaría con la empresa A si, tomando como base los beneficios contables del ejercicio hubieses adoptado una decisión de inversión de, por ejemplo, 600?. Evidentemente se encontraría con graves dificultades de pago.

Quizás al oír hablar de “dirección financiera” estés imaginando a un ejecutivo rodeado de varios contables y administrativos y pienses “no, esto no es para mí” “mi empresa no necesita esto”, “¿cómo voy a pagar semejante estructura?”.

No me estoy refiriendo a esa idea sino a un concepto mucho más simple. “Dirección financiera” es el conjunto de funciones que han de realizarse en la compañía para asegurar que esta dispone en cada momento del efectivo necesario para la realización de sus operaciones y que va a ser capaz de generarlo en el futuro. Ni más ni menos.

Aquellas empresas que limitan su gestión económico-financiera a la elaboración de una contabilidad pensada para el cumplimiento de las obligaciones mercantiles y fiscales, ya sea por medios propios o mediante los servicios de asesorías o gestorías externas, están especialmente expuestas a riesgos de insolvencia, es decir, a que en un momento dado no exista liquidez suficiente para poder hacer frente a los pagos comprometidos.

¿De verdad no necesitas una dirección financiera?

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